Tratamiento
El tratamiento de la enfermedad
es una especie de escalera en la que vamos subiendo peldaños
según nos va obligando la intensidad de cada uno de
los cuadros. Hay que individualizar las distintas posibilidades
para cada paciente e, incluso, para cada brote.
Su médico irá adaptando el tratamiento a cada
situación e irá sopesando las ventajas y los
posibles inconvenientes de cada uno. Por ello es vital que
se cree una relación periódica entre el paciente
y su médico.
De una forma general el tratamiento de la dermatitis atópica
seguiría los siguientes pasos:
Cuadros leves: cuidados generales. De todos
ellos son particularmente importantes los referidos a hidratar
la piel y a no irritarla.
Cuadros moderados o con picor intenso: añadimos
un antiinflamatorio en forma de crema o pomada (generalmente
un corticoide) y un antihistamínico por vía
oral. En el mercado ya está disponible el primero de
los “inmunomoduladores tópicos”, el tacrolimus.
En Europa se espera que esté disponible en los próximos
meses. Este fármaco tiene la actividad antiinflamatoria
de los corticoides tópicos sin producir alguno de sus
efectos secundarios.
Cuadros intensos, muy extensos y rebeldes al escalón
previo: se recurre a los corticoides por vía
oral. Son productos muy efectivos, pero deben reservarse para
casos graves, y tratar de emplearlos durante tiempos cortos
y a las menores dosis posibles.
Otras alternativas incluyen el tratamiento con luz ultravioleta
o el uso de inmunosupresores, como la ciclosporina por vía
oral. Estas alternativas tienden a emplearse cuando los ciclos
de corticoides por vía oral se repiten mucho o si no
pueden emplearse.
Nota: no he hecho mención a tratamientos experimentales
o que no han sido aceptados por las autoridades sanitarias
en ningún país.
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Es vital que se cree una relación periódica
entre el paciente y su médico |
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