La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria
de la piel muy frecuente en la infancia. Se caracteriza por
la morfología y distribución típicas
de las lesiones cutáneas, el curso crónico y
recidivante y el intenso prurito. Un 10-17% de la población
infantil está afectada y un 35-60% de ellos comienzan
durante el primer año de vida. La calidad de vida de
estos pacientes está disminuida.
Durante los últimos
50 años la base del tratamiento han sido los emolientes
y los corticoides tópicos. Sin embargo, eran bien conocidos
los efectos secundarios de la aplicación a largo plazo
de éstos, como la atrofia cutánea, las estrías,
las telangiectasias, las infecciones secundarias, el acné
corticoideo y el riesgo de absorción sistémica
y supresión del eje corticoadrenal. Por tanto, el uso
a largo plazo de corticoides tópicos estaba limitado.
Los inhibidores de la calcineurina
tópicos (tacrolimus pomada -Protopic®- y pimecrolimus
crema -Elidel®-) han sido los primeros medicamentos tópicos
libres de corticoides indicados para el tratamiento de esta
enfermedad crónica. El mecanismo de acción es
más específico que el de los corticoides: bloquean
la activación de las células T y otros factores
implicados en la inmunopatogénesis de la DA. Múltiples
estudios avalan que ambos agentes son bien tolerados y que
proporcionan evidentes beneficios clínicos. Los dos
previenen los brotes y se asocian con una progresiva mejoría
de los síntomas de la dermatitis atópica a largo
plazo. Sin embargo, hay diferencias en su eficacia: mientras
que tacrolimus se puede comparar en eficacia con el tratamiento
convencional con corticoides tópicos, pimecrolimus
es menos eficaz. De esta forma, tacrolimus está indicado
en DA moderada-severa y pimecrolimus en leve-moderada.
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