La dermatitis atópica es una enfermedad cutánea
compleja de carácter crónico. Uno de los aspectos
más característicos de esta enfermedad es el
picor, que provoca en las personas que la padecen una sensación
de intranquilidad y un deseo intenso de rascarse. Ese rascado
produce una persistencia e incluso un empeoramiento de las
lesiones, al provocar una irritación de la piel, que
muchas veces presenta un aspecto fino y deslustrado como consecuencia
de soportar un rascado constante. Cualquier situación
puede desencadenar el rascado y, por tanto, el agravamiento
de las lesiones. En otras ocasiones, en lugar del rascado,
el paciente mediante el roce o la fricción intenta
aliviar la desagradable sensación.
Los pacientes con esta enfermedad con frecuencia se sienten
frustrados por no poseer una "piel perfecta" y esto
puede desencadenar la presencia de sentimientos de tristeza
o ansiedad, que deben ser combatidos.
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